martes, 14 de septiembre de 2010

MIEDO A VOLVERSE ENAMORAR.

Dicen que de los “grandes amores”, hemos siempre mucho que aprender, sobre todo si estos perduran al tiempo. La simplicidad que las emociones nos dicen que es digno de admirar que dos seres sepan conservar el amor en el transcurrir de los años, sobre todo si el envejecer al lado de la persona a quien más amas en la vida es sinónimo de saber descifrar la mirada , de aguantar con paciencia infinita, de saber confortar en los momentos tristes, de conocer tus gustos y disgustos, de comprender las reacciones , de admirar en los esfuerzos y la manera de pensar, de converger en la forma de sentir para saber combatir las adversidades cogidos de la mano.

Pero cuando las cosas no salen como las esperábamos o como las planeábamos, la tristeza nos acorrala para dejarnos a la merced de la desesperación y la frustración. Pero sobre todo...., nos convertimos en presa fácil de la desconfianza y el miedo, cuyas garras nos impiden volver a enamorarnos. Cuando el desamparo emocional atrapa el alma y las lágrimas inundan los ríos de todo nuestro ser, es entonces cuando la soledad non envuelve con el suave manto de la incertidumbre ¿como es posible que después de haber amado tanto a una persona, tenemos que resignarnos a perderla y aprender aceptar que ya no está? ¿tenemos que desprendernos de ella y despedirnos para dejarla ir, soltarla para dejarla partir?.

Es menester aprender, por doloroso que se nos resulte, a cerrar ese capítulo para poder iniciar el que sigue, pero sin olvidar que no existe posible regreso a la puerta del pasado, ya que, respirar por la propia herida no alberga más que dolor. Consciente del yugo que oprime tu corazón, quiero que tengas presente que por amor no se sufre, sufre por desamor.

Por esto quiero decirte que en tu ausencia, cada latido que desprende mi corazón tiene un motivo, cada estremecimiento causado por tu posible abandono tiene una finalidad cifrada y cada deseo no compartido tiene un código confidencial e intrincado, que únicamente estoy dispuesto a compartir contigo. Sólo el tiempo que me reclaman tus heridas me parecerá insignificante si estoy contigo. ¿Que hay mejor que el amor? y ¿que hay peor que perder el amor sin haberlo intentado?

lunes, 6 de septiembre de 2010

IMPLORANDO CLEMENCIA.

Nunca he sabido la cantidad de sentimientos que soy capaz de aflorar, hasta que el caprichoso destino quiso agraciarme convirtiéndome en el ser más afortunado por haberte conocido. Tú me has enseñado a querer, y me has concedido la complicidad necesaria para susurrarte en silencio y a hablarte con la mirada, por eso, ahora y más que nunca, creo con absoluta certeza que el amor es encontrarse a uno mismo en el eco de la otra persona, y puedo añadir con plena convicción que nuestras almas se han desprendido de la pluralidad y es una la que habita en nuestros cuerpos.

Quizá sea una persona que a menudo, sin algún ápice de maldad, me equivoque, por eso mismo te imploro que me admires por mis virtudes y me quieras por mis defectos. Deseo que tengas bien presente que lo que siento por ti es verdadero y pleno, cuya desmesurada intensidad hace que cada mañana al levantarme pretenda ser una persona mejor.

Ten bien presente que jamás ha sido mi intención hacerte daño, entiendo que este nuble el latir de tu corazón, pero te imploro que tengas en cuenta todo aquello que fuimos y somos, pues el futuro sin tu presencia me es incierto y carente de sentido.

Desde lo más profundo de mi ser, allí donde moran mis sentimientos más nobles, anhelo que oigas este lamento, esta carta de arrepentimiento, de disculpas aún por otorgar, de sonrisas rotas y tequieros fríos de papel. Te pido perdón con una mano el pecho y la otra señalando al cielo; suplico clemencia de tu mente, la dispensa de tu daga, la misericordia de tu alma que arde en las llamas de la decepción, y que, a pesar de tu sufrimiento, logres encontrar un minúsculo recuerdo tierno y cálido para que nuestros sentimientos no mueran en tu castigo.

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Espero que os haya gustado,hasta el punto de arrebataros un suspiro.